PREPARATIVOS DE LA CEREMONIA
La ceremonia de coronación del Rey de la Faba, tal y como es fácilmente perceptible, tiene una trastienda que muchas veces no es fácil llegar a imaginar.
Entre el altar y los bancos se habilita un escenario, sobre una plataforma elevada, que ha de permitir desarrollar toda la escenografía necesaria, y que ésta pueda ser vista por el público sin dificultad alguna. Sobre esa plataforma ha de ir el trono del rey de Navarra, espacios enfrentados para los nobles y los infanzones, un espacio frontal al público para los obispos, y para las figuras de doña Blanca de Navarra, del Príncipe de Viana, y de quien va a ser coronado Rey de la Faba. Y en el centro de todo ello un espacio suficiente para escenificar con holgura los juramentos, la unción, la entrega y exhibición de los símbolos reales, y la proclamación del nuevo Rey sobre el pavés.
A su vez hay que engalanar la iglesia: banderas, escudos, pendones, moquetas, alfombras, gallardetes, y mil pequeños detalles.
Y poco después de finalizarse la ceremonia, queda todo recogido y limpio, tal y como se ha encontrado, o mejor. Como si nada hubiese pasado.
Foto: F. Hualde |
Foto: F. Hualde |
Foto: F. Hualde |
Foto: F. Hualde |
Foto: F. Hualde |
Foto: F. Hualde |
.